La esterilización (castración) es una de las decisiones más importantes que podés tomar como tutor responsable. Aunque muchos piensan que es solo un tema de evitar crías no deseadas, en realidad tiene un impacto mucho más profundo: salva vidas, previene enfermedades y contribuye al control del abandono animal. Cada año, miles de perros y gatos terminan en la calle o en refugios por no haber sido esterilizados a tiempo.
Uno de los beneficios más importantes es que ayuda a prevenir enfermedades graves, como tumores mamarios, infecciones uterinas en hembras o problemas de próstata y testículos en machos. También reduce conductas como el marcaje, la agresividad por competencia sexual o el deseo de escaparse en busca de pareja. Esto significa una vida más tranquila y segura para tu mascota.
Desde una mirada más social, la esterilización es una herramienta poderosa para reducir la sobrepoblación. Cada camada no planificada significa más bocas que alimentar, más hogares que buscar, y más vidas en riesgo si no se consiguen familias responsables. Al esterilizar a tu mascota, estás evitando futuras camadas que podrían terminar en abandono.
Existen muchos mitos alrededor de la castración: que “engordan”, que “pierden vitalidad”, que “las hembras deben tener una cría al menos una vez”. Todos falsos. Con buena alimentación, ejercicio y amor, un animal esterilizado puede vivir más años y con mejor calidad de vida. Y sí, siguen siendo tan cariñosos, activos y únicos como siempre.
Esterilizar es un acto de amor y conciencia. Es pensar no solo en tu mascota, sino también en los miles que aún esperan una oportunidad. Si querés ser parte de la solución, la castración es un gran primer paso.